miércoles, 29 de abril de 2009

Un poco de cursilería

Una palabra muy empleada en el lenguaje coloquial es cursi, lo que se dice de una persona que presume de fina y elegante sin serlo, y de las cosas, que con falsa apariencia de riqueza y elegancia, resultan ridículas y de mal gusto.

Su superlativo: muy cursi, es cursilísimo, en el que aparece una ele intermedia presente en otros derivados de cursi: cursilería o cursilada.

El origen etimológico de este vocablo es incierto, y fue y sigue siendo objeto de polémica entre los lingüistas, sin haber llegado a un acuerdo.

Podría ser, como algunos sostienen, que cursi proceda del árabe marroquí kursi, silla, con una larga derivación hasta llegar al sentido que hoy le damos.

Tal vez sea ése el origen remoto del vocablo, porque según la tesis más aceptada, parece que la palabra “cursi” apareció no lejos de Marruecos, en España, en la ciudad andaluza de Cádiz, allá por 1865.

Años antes, un sastre francés, llamado Sicour, llegó a la ciudad con el encargo de vestir a las damas más importantes del lugar. Como no quería que sus dos hijas desentonaran entre la elegancia reinante, quiso vestirlas igual que a sus ricas clientas, pero como el dinero no le alcanzaba, decidió emplear en los mismos modelos telas baratas y adornos falsos de manera que pudieran pasar por ricas damas.

Cuando las hijas del sastre se paseaban pavoneándose dentro de los oropeles, la gente, siempre presta a la burla, cantaba a su paso: “Ahí van las niñas de Sicour, sicursicursicursicursi…”, con lo que quedó acuñada la nueva palabra para nombrar a quien intenta aparentar más de lo que es recurriendo a efectos engañosos, muchas veces grotescos y casi siempre ridículos.

En vista de la nacionalidad del sastre, el idioma francés quiso hacer suya la creación del vocablo, pero lo cierto es que fue obra del ingenio popular gaditano (de Cádiz).

La cursilería ha sido un tema tratado por distintos autores, casi siempre en tono de burla. Una de las Greguerías, cuyo autor es Ramón Gómez de la Serna, dice: “lo cursi es el fracaso de la elegancia”.


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