miércoles, 15 de abril de 2009

Encantada, respondo a una consulta

Un asiduo lector de este espacio nuestro, de ustedes y mío, me comenta una duda acerca del adjetivo inveracundo. Y yo, encantada de aclarar las dudas de mis lectores, respondo a su consulta.
Inveracundo, así, tal cual, no existe en español. Sí existe, sin embargo, inverecundo, que se aplica al que no tiene vergüenza, o sea, al desvergonzado. Y desde luego, tiene mucha relación con el cínico, ya que cinismo no es otra cosa que desvergüenza.
De manera que ese tipo que miente con desvergüenza, defiende actitudes indefendibles o realiza acciones condenables es un cínico, un desvergonzado o un inverecundo. Y si usted está iracundo, es decir, poseído por la ira, por su forma de proceder, no utilice el calificativo inverecundo para recriminarle, porque no le va a entender, mejor, use otro más facilito y claro, que esté a su alcance (el de él), y será más efectivo.
Y con esa misma terminación, tenemos en español tremebundo, lo espantable u horrendo; inmundo, lo sucio o asqueroso, y nauseabundo, lo que causa o produce náuseas, entre otros. Pero, no todas las palabras con este final tienen connotaciones negativas, porque el que se llama Facundo, ya sabe que su nombre significa “fácil y desenvuelto en el hablar”.
Otro amigo me pide que traiga a esta columna los verbos asombrar y sorprender, pues está sorprendido, más que asombrado, de que los medios de comunicación no los empleen adecuadamente.
Veamos. Asombrar significa asustar, espantar, o causar gran admiración. Para los dos primeros sentidos, cabría usarlo en un contexto como: “Los médicos se asombraron ante la gravedad de la herida”. Para el tercero, se usaría en éste: “Los médicos se asombraron de la espectacular recuperación del herido”. Son dos asombros diferentes; uno, con susto y otro, sin él. Y en este último caso, también podría utilizarse sorprender.
Porque sorprender es pillar desprevenido, o conmover por algo raro o imprevisto. Y en sorprender cabe, muchas veces, el segundo sentido de asombrar. Por eso se usa con más frecuencia.
En ambos casos, el asombrado o el sorprendido, son impactados por algo inesperado, pero el asombrado parece más impresionado que el sorprendido.
Y es que el asombro, amigo, afecta más que la sorpresa.Por: Maricarmen Luque Un asiduo lector de este espacio nuestro, de ustedes y mío, me comenta una duda acerca del adjetivo inveracundo. Y yo, encantada de aclarar las dudas de mis lectores, respondo a su consulta.
Inveracundo, así, tal cual, no existe en español. Sí existe, sin embargo, inverecundo, que se aplica al que no tiene vergüenza, o sea, al desvergonzado. Y desde luego, tiene mucha relación con el cínico, ya que cinismo no es otra cosa que desvergüenza.
De manera que ese tipo que miente con desvergüenza, defiende actitudes indefendibles o realiza acciones condenables es un cínico, un desvergonzado o un inverecundo. Y si usted está iracundo, es decir, poseído por la ira, por su forma de proceder, no utilice el calificativo inverecundo para recriminarle, porque no le va a entender, mejor, use otro más facilito y claro, que esté a su alcance (el de él), y será más efectivo.
Y con esa misma terminación, tenemos en español tremebundo, lo espantable u horrendo; inmundo, lo sucio o asqueroso, y nauseabundo, lo que causa o produce náuseas, entre otros. Pero, no todas las palabras con este final tienen connotaciones negativas, porque el que se llama Facundo, ya sabe que su nombre significa “fácil y desenvuelto en el hablar”.
Otro amigo me pide que traiga a esta columna los verbos asombrar y sorprender, pues está sorprendido, más que asombrado, de que los medios de comunicación no los empleen adecuadamente.
Veamos. Asombrar significa asustar, espantar, o causar gran admiración. Para los dos primeros sentidos, cabría usarlo en un contexto como: “Los médicos se asombraron ante la gravedad de la herida”. Para el tercero, se usaría en éste: “Los médicos se asombraron de la espectacular recuperación del herido”. Son dos asombros diferentes; uno, con susto y otro, sin él. Y en este último caso, también podría utilizarse sorprender.
Porque sorprender es pillar desprevenido, o conmover por algo raro o imprevisto. Y en sorprender cabe, muchas veces, el segundo sentido de asombrar. Por eso se usa con más frecuencia.
En ambos casos, el asombrado o el sorprendido, son impactados por algo inesperado, pero el asombrado parece más impresionado que el sorprendido.
Y es que el asombro, amigo, afecta más que la sorpresa.Por: Maricarmen Luque Un asiduo lector de este espacio nuestro, de ustedes y mío, me comenta una duda acerca del adjetivo inveracundo. Y yo, encantada de aclarar las dudas de mis lectores, respondo a su consulta.
Inveracundo, así, tal cual, no existe en español. Sí existe, sin embargo, inverecundo, que se aplica al que no tiene vergüenza, o sea, al desvergonzado. Y desde luego, tiene mucha relación con el cínico, ya que cinismo no es otra cosa que desvergüenza.
De manera que ese tipo que miente con desvergüenza, defiende actitudes indefendibles o realiza acciones condenables es un cínico, un desvergonzado o un inverecundo. Y si usted está iracundo, es decir, poseído por la ira, por su forma de proceder, no utilice el calificativo inverecundo para recriminarle, porque no le va a entender, mejor, use otro más facilito y claro, que esté a su alcance (el de él), y será más efectivo.
Y con esa misma terminación, tenemos en español tremebundo, lo espantable u horrendo; inmundo, lo sucio o asqueroso, y nauseabundo, lo que causa o produce náuseas, entre otros. Pero, no todas las palabras con este final tienen connotaciones negativas, porque el que se llama Facundo, ya sabe que su nombre significa “fácil y desenvuelto en el hablar”.
Otro amigo me pide que traiga a esta columna los verbos asombrar y sorprender, pues está sorprendido, más que asombrado, de que los medios de comunicación no los empleen adecuadamente.
Veamos. Asombrar significa asustar, espantar, o causar gran admiración. Para los dos primeros sentidos, cabría usarlo en un contexto como: “Los médicos se asombraron ante la gravedad de la herida”. Para el tercero, se usaría en éste: “Los médicos se asombraron de la espectacular recuperación del herido”. Son dos asombros diferentes; uno, con susto y otro, sin él. Y en este último caso, también podría utilizarse sorprender.
Porque sorprender es pillar desprevenido, o conmover por algo raro o imprevisto. Y en sorprender cabe, muchas veces, el segundo sentido de asombrar. Por eso se usa con más frecuencia.
En ambos casos, el asombrado o el sorprendido, son impactados por algo inesperado, pero el asombrado parece más impresionado que el sorprendido.
Y es que el asombro, amigo, afecta más que la sorpresa.

Luque Maricarmen

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