miércoles, 29 de abril de 2009

Oxímoron: Palabra nada hermosa, aunque sí muy usual

Permítanme, amigos, que hoy les traiga una palabra no precisamente eufónica y hermosa, pero sí, hasta hace poco, de escaso uso; aunque en los últimos tiempos aparece con frecuencia en los medios de comunicación, sobre todo en el ámbito de la política.

Oxímoron es el término en cuestión.

Y es el eminente semiólogo y novelista italiano, Umberto Eco, quien, en un brillante artículo periodístico, me sirvió de apoyo en esto que hoy les cuento.

La definición académica de oxímoron es “la combinación de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido”. Expresiones como “un silencio atronador”, “convergencia paralela” o “fuerte debilidad” son oxímoros al uso.

Según Eco, “el oxímoron ha ganado popularidad porque vivimos en un mundo en el que, superadas las ideologías que intentaban reducir las contradicciones e imponer una versión unívoca de las cosas, ya sólo nos debatimos entre situaciones contradictorias”.

Por ejemplo, ¿no es un oxímoron clarísimo “la realidad virtual”, algo así como una “nada concreta”?

¿Y lo de la “exportación de las libertades” cuando la libertad es, por definición, algo que alguien conquista por sí mismo y para sí mismo?

Leemos hasta la saciedad oxímoros (plural que aparece muchas veces escrito en la misma forma que en singular: los oxímoron) como “la Paz Armada”, “las catástrofes humanitarias”, “la izquierda fascista”, “los ateos clericales”, “la inteligencia artificial”… y muchos más.

Como afirma Humberto Eco, “al no saber ya cómo hacer cuadrar opciones que no pueden ir juntas, se recurre a los oxímoros conciliadores (otro bello oxímoro) para dar la impresión de que lo que no puede convivir, que conviva”.

¿Acaso no es el nuestro un mundo oximórico (si es que fuera válido este adjetivo)?


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