lunes, 20 de abril de 2009

Desplazamiento de pronombres

Amigos, no quisiera parecer puntillosa, es decir exagerada, con el tema de la lengua. Pero, como en el lenguaje habitual es más fácil pasarse al otro extremo, a la laxitud, la flojera y la tolerancia, les señalo hoy una falta gramatical leve que se comete, sin graves consecuencias, ya que el uso le ha concedido carta de legitimidad.
Es el desplazamiento de los pronombres, que con tanta frecuencia se comete en la comunicación coloquial.
Te voy a invitar… me tienes que acompañar… le quiero decir… les vinieron a traer… son frases que continuamente se manejan en nuestra conversación, pero en todas ellas los pronombres están desplazados.
En estos casos, te, me, le, les no son complementos de los verbos principales (voy, tienes, quiero, vinieron), sino de los subordinados (invitar, acompañar, decir, traer), por lo que esos pronombres deberían ir colocados junto a ellos. Así: voy a invitarte… a mi casa, tienes que acompañarme… al médico, quiero decirle… un secreto, o vinieron a traerles… un regalo. A veces este desplazamiento pronominal suena tan mal como el que oí ayer en una entrevista por radio: “—¿Puedes decirme cuál es el origen de esta discrepancia? —No te sé decir”.
Mejor, aunque igual de lacónica, hubiera resultado la respuesta: “No sé decirte”. ¿O no? Antes de terminar, y aprovechando el mes en que estamos, quiero señalar, contestando a una consulta, que en nuestros cementerios, como en los antiguos cementerios romanos, se llama columbario al conjunto de nichos donde se colocan las urnas con las cenizas de los difuntos incinerados. El nombre viene del latín “columba”, que es paloma, seguramente recordando los nichos en los que las palomas se resguardan buscando la paz y el silencio.
El espacio se acaba, amigos, y “les tengo que dejar”, bueno, mejor, “tengo que dejarles…”.

Luque Maricarmen

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