miércoles, 22 de abril de 2009

Envejecer dignamente; ojalá

En un artículo sobre el envejecimiento de la población mundial, leo que el número de personas mayores de 65 años crece en porcentaje del 2.5 anual. (Por cierto, cuando se usa la palabra “porcentaje”, no debe emplearse el signo junto al número).
Esto quiere decir que dentro de 25 años, uno de cada tres humanos tendrá más de 65 años, y uno de cada diez, más de 85. Lo que significa que con los adelantos científicos y técnicos de este mundo nuestro caminamos hacia un futuro de personas muy grandes, muy mayores, longevas, que constituirán el colectivo que en todo el mundo empieza a llamarse “la cuarta edad”. Hasta hoy, la especialidad médica que se ocupa de nuestros viejitos es la geriatría o la gerontología; pero, según el articulista, ya aparece en el horizonte una nueva ciencia: el titonusismo.
El origen de esta palabra se remonta a la mitología griega. Tithonus fue quien pidió a los dioses una larga vida para él y para su esposa Aurora, además de una perdurable belleza para ella. El caso fue que mientras en él la decrepitud de la vejez era evidente, ella permanecía aparentemente joven y radiante.
¿Se llamará titonusismo la ciencia que nos permita envejecer sin la declinación de facultades físicas, y a veces mentales, propias de la ancianidad? Ojalá.
A propósito de esta interjección nuestra, ojalá, que denota el vivo deseo de que suceda algo, procede de la expresión árabe, “in sa Alláh”, cuya traducción literal al español es “si Dios quiere”. Pues, amigos, hasta la semana que viene, ¡ojalá!

Luque Maricarmen

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