sábado, 18 de abril de 2009

Los natos netos

Nato y neto son dos adjetivos, cuya proximidad fonética puede conducir al error. La definición de nato, del latín “natus”, nacido, es “con predisposición connatural para algo”, es decir, conforme a su propia naturaleza. Y esa predisposición se tiene de nacimiento. Por eso, un músico, un deportista o un actor nato es el que tiene la predisposición a la música, al deporte o a la interpretación, desde que nace. Por lo que destacar en ello no le supone ningún esfuerzo.
Pero neto es otra cosa. Su primer significado es “limpio, puro, claro y bien definido”. Con el sentido de “lo que resulta después de deducir todo lo que le es extraño”, se usa mucho en cuestiones de economía: salario neto, precio neto, ganancia neta, etcétera.
Y de alguien que no consigue lo que desea y cuyos planes con frecuencia se van al traste, se frustran, se dice que es un perdedor neto, o sea, un claro perdedor; o un perdedor nato, es decir, perdedor de nacimiento.
Por cierto, antiguamente, a estas personas con mala suerte y desventura se les calificaba de “desastradas”; pero no en el sentido que hoy tiene la palabra desastrado (andrajoso y sucio), sino en el de no tener buen astro, buena estrella. Sabiamente dice el refrán que “unos nacen con estrella y otros nacen estrellados”.
Aunque, aparte de la influencia de los astros, también se atribuía la buena o mala suerte de la gente a la forma de “aterrizar” en este mundo: nacer de pie era presagio de buena fortuna, y hacerlo de cabeza o de nalgas, de lo contrario.
Yo supongo que tendría que ver con las posibilidades físicas de supervivencia que entonces tendrían unos y otros.
Y aunque hoy esas teorías están superadas, todavía permanece en el lenguaje la frase de “nacer de pie” aplicada al que es afortunado.

Luque Maricarmen

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