sábado, 18 de abril de 2009

Economía : de los profanos

En el lenguaje de la economía, con frecuencia aparecen términos cuyo significado muchas veces desconocemos, sobre todo, los que somos profanos en la materia. Por si a alguien le sirve, vamos a revisar algunos.
Deflación e inflación son palabras con las que tropezamos a diario. La deflación es “el descenso del nivel de precios debido, generalmente, a un fase de depresión económica”. Justo lo contrario de inflación, que es “la elevación notable del nivel de precios con efectos desfavorables para la economía de un país”.
Políticas deflacionarias o inflacionarias son perjudiciales para la salud económica de un país. Es de suponer que contra la inflación y la deflación lo mejor sea la estabilización, pero los economistas son los que saben…
Sin embargo, lo que todos debemos saber es que la deflagración nada tiene ver con las palabras anteriores. La deflagración es lo que se produce cuando una sustancia arde de repente con llama y sin explosión.
Relacionada con el tema de la economía, aparece la palabra domiciliar; domiciliamos nuestros recibos de luz, agua, teléfono, etcétera, cuando disponemos que sean abonados a través de nuestra cuenta bancaria. Eso es domiciliar: “Autorizar pagos o cobros con cargo a una cuenta existente en una entidad bancaria”.
Un vocablo poco frecuente es fiduciario, cuyo origen está en la palabra latina “fiducia”, que significa confianza. Fiduciario es un adjetivo que se aplica a todo aquello que depende del crédito o confianza que merezca. Un negocio o un contrato fiduciario es el que está basado en la confianza entre las partes. Actuar como fiduciario de alguien es hacerlo como su persona de confianza, porque la “fiducia” o confianza se basa en la “fides” o fe (en español).
Fiducia et fides, confianza y fe, dos palabras que nunca deberían desaparecer de nuestro vocabulario, y menos aún, de nuestra vida.

Luque Maricarmen

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