miércoles, 29 de abril de 2009

En días de Semana Santa

En los días de Semana Santa, en que el fervor popular sale a nuestras calles y proliferan las manifestaciones de devoción religiosa, se oye y se lee en los medios de comunicación un vocabulario relacionado con el tema religioso, que a veces nos resulta desconocido. Veamos algunos términos.

La cofradía es la hermandad que forman algunas personas devotas para ejercitarse en obras de piedad. Y en las procesiones que en la Semana Grande desfilan por las calles de pueblos y ciudades, cada cofradía marcha con su paso, porque el paso es la imagen o grupo de imágenes que representa un suceso de la pasión de Cristo. Este “paso” va montado sobre un artefacto de madera que se llama parihuela, y que en realidad consiste en dos varas gruesas con tablas atravesadas donde se coloca la carga. Y los fieles que transportan a hombros los pasos sobre las parihuelas se llaman costaleros.

La marcha de la procesión suele ir marcada por unos golpes secos producidos por una especie de aldaba o llamador que regula el ritmo del caminar de los costaleros y señala las paradas. Esas paradas son aprovechadas por los fieles para cantar ante las imágenes una saeta, especie de copla breve que excita a la devoción.

Delante o detrás de cada paso avanzan con andar cansino, supuestamente por el peso de sus pecados, los nazarenos o penitentes, vestidos con túnica, un ropaje compuesto de sotana y antifaz, en señal de penitencia.

Tanta fama han llegado a alcanzar las procesiones de la Semana Santa en algunos lugares y tal parafernalia las rodea, que a veces se convierten en algo que desborda los límites de lo religioso y se transforma en una manifestación folklórica, aunque en el fondo siguen representando el homenaje de los cristianos a los dos personajes centrales de la Pasión: Jesús y María.

Luque Maricarmen

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