jueves, 26 de marzo de 2009

En sentido figurado

Rescatar expresiones o palabras que se usan en sentido figurado en el lenguaje habitual es lo que hace Gregorio Duval, en su libro Del hecho al dicho. Y hoy les traigo algunos de sus rescates.
La palabra bicoca significa “cosa de poca estima o aprecio” y también “cosa apreciable pero adquirida con poco trabajo o bajo precio”.
Se empezó a usar en 1522, cuando las tropas del emperador Carlos V, en Italia, rechazaron, sin gran esfuerzo, un asalto del ejército francés a uno de esos castillos pequeños y de poca defensa que los italianos llaman “bicoccas”. A este asalto se le llamó la batalla de Bicoca, y así quedó el nombre de “bicoca” para referirse a lo que se obtiene fácilmente y sin esfuerzo.
Es curiosa la evolución semántica de la expresión “ser un as” que, como todos sabemos, se aplica a quien es excelente en lo que hace, significando ser el número 1, como el As de la baraja, la carta de más valor en casi todos los juegos de naipes. Sin embargo, hace siglos, esta misma expresión era de uso común en España, pero con otro sentido. Era un as la persona boba, terca y testaruda, ya que la expresión reproducía la primera sílaba de la palabra asno. El tiempo dio la vuelta al sentido de “ser un as”.
La palabra bodrio, del bodrium latino cuyo significado es “caldo”, pasó al español en el siglo XVII como “caldo con sobras de otras comidas que se daba a los pobres en los conventos”. Aunque también es bodrio la “mezcla de sangre de cerdo con cebolla con la que se hace la moronga o morcilla”.
En el lenguaje familiar se utiliza “bodrio” para referirse a la cosa mal hecha o de mal gusto. Una obra de teatro es un bodrio cuando realmente es tan mala que no vale la pena verla. Y un vestido quedó como un bodrio cuando está mal hecho y fachoso.
Por el contrario, se dice que algo es la panacea cuando se considera el remedio o la solución para cualquier mal.
Y es que “panacea” viene de los vocablos griegos pan, que es todo y akos, “remedio” y, como su etimología indica, era el remedio que para todas las enfermedades buscaban los antiguos alquimistas.
Pero, desengañémonos, no existe la panacea; aunque a veces nos la prometan.

Luque Maricarmen

No hay comentarios: