miércoles, 25 de marzo de 2009

Lo morbo del morbo

La palabra morbo y sus derivados a veces confunden, por lo que es necesario precisar su significado.
Morbo viene directamente del “morbus” latino, que significa “enfermedad”; por lo que en un primer sentido es alteración de la salud o enfermedad. Y el adjetivo correspondiente, morboso, se refiere a lo que causa enfermedad o se relaciona con ella.
La morbilidad es “la proporción de personas que enferman en un lugar y tiempo determinados”. Y se usa en casos como éste: “La morbilidad en el DF ha disminuido este invierno respecto a la del año pasado”.
Sin embargo, en términos coloquiales, morbo se usa en el sentido de “interés malsano por personas o cosas” o “atracción hacia acontecimientos desagradables”. Por ejemplo, “se acercó a contemplar el accidente, más por morbo que por ayudar”. Y, consecuentemente, será morboso el que manifiesta inclinación al morbo, el que se recrea en las situaciones desagradables.
Un adjetivo de la misma raíz, pero menos utilizado es mórbido, aplicado al que padece enfermedad o la ocasiona; aunque en un segundo sentido, más poético y que nada tiene que ver con el anterior, mórbido se aplica a lo que es blando, delicado y suave. Por eso, en los poemas eróticos, el poeta describe con pasión la morbidez de ciertas partes del cuerpo de su amada.
Y dejando aparte todas estas palabras ligadas etimológicamente, pero que toman diferente significado, voy a referirme a la locución prepositiva: “respecto a”. Su significado es “por lo que se refiere a” o “con relación a”, de manera que podrían usarse en su lugar cualquiera de estos dos valores. Pero si se prefiere la primera forma, “respecto a lo que hablamos ayer...”, son equivalentes, aunque menos frecuentes, “con respecto a” y “respecto de”; por ej: “con respecto a, o respecto de la política, no tiene una opinión formada”.
O sea, respecto a estas locuciones, es preferible el uso de la primera, pero lícito el uso de las tres.
Como también es lícito el de las dos frases prepositivas “bajo el punto de vista” y “desde el punto de vista”. Las dos formas pueden utilizarse sin temor a cometer falta.
El ilustre filólogo venezolano del siglo XIX, Andrés Bello, usaba como normal en su gramática, “bajo el punto de vista”, lo cual es garantía de corrección. Sin embargo, la norma actual prefiere “desde el punto de vista”, por lo que es más frecuente apuntarse a este uso.

Luque Maricamen

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