jueves, 26 de marzo de 2009

Lo desconocido de los famosos

Siempre es interesante hablar de personajes famosos, porque sucede que con frecuencia se ignora de ellos facetas no divulgadas o anécdotas conocidas sólo por unos pocos. Por eso les traigo hoy a Alexander Graham Bell, el conocido físico norteamericano de origen inglés, que vivió 75 años entre el siglo XIX y la primera mitad del XX.
A los dieciséis años abandonó los estudios musicales para dedicarse a la fonética. En Canadá, donde emigró con su familia, se dedicó a enseñar a los sordomudos el lenguaje por signos. Pero se hizo famoso, sobre todo, por haber inventado el teléfono, ese prodigioso instrumento que acorta tantas distancias y aligera tantos bolsillos.
La genialidad del gran Bell ya apuntaba desde chiquito, pues siendo niño construyó una muñeca parlante que decía mamá. Y además del teléfono hizo otros importantes inventos, por ejemplo, ideó un prototipo de pulmón de acero para la respiración artificial.
En el campo de la eugenesia, es decir, la genética aplicada al perfeccionamiento de las especies, llegó a crear una raza de ovejas extraordinariamente prolíficas.
Uno de los inventos más curiosos y menos conocidos de Graham Bell fue el de un instrumento para localizar metales dentro del cuerpo humano. Lo utilizó en 1881 para detectar una bala alojada en el cuerpo del entonces presidente de los Estados Unidos, James Garfield, tras haber sufrido un atentado. Pero sucedió que el invento no funcionó, pues se lo aplicaron al Presidente tumbado en la cama sobre un colchón de muelles metálicos, lo que neutralizó el efecto del detector, perdiendo su eficacia.
Ante el aparente fracaso del invento de Bell, los médicos practicaron al herido una exploración quirúrgica que le produjo una infección de la que murió poco después.
Sin embargo, en ocasiones posteriores se comprobó que el detector de Bell funcionaba perfectamente, pero la casi inmediata aplicación de los rayos X a la medicina hizo que el invento de este genio pronto quedara obsoleto.
Son curiosidades de la historia.

Luque Maricarmen

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