martes, 31 de marzo de 2009

La razón de algunas frases

Con frecuencia leemos en los periódicos u oímos en la radio o en la televisión frases y expresiones del lenguaje de la comunicación, que unas veces no entendemos y otras, intuimos lo que significan, pero casi nunca tenemos tiempo de investigarlas.
¿No han leído alguna vez sobre el “síndrome de Estocolmo”?
En septiembre de 1973, Clark Olofsson fue sorprendido por la policía atracando un banco de Estocolmo.
El atracador tomó como rehenes a todos los que en ese momento se hallaban en la oficina, los cuales, después de varias horas de negociación, fueron liberados y el atracador detenido.
Pero lo curioso del caso fue que en el juicio la mayoría de los secuestrados intercedieron por el secuestrador, movidos por su amabilidad en el trato y por los motivos que le empujaron a intentar el atraco.
Esta identificación entre secuestrador y secuestrado se estudió psicológicamente, formulando la teoría del citado síndrome cuyo nombre se aplicó, y se sigue aplicando, en situaciones semejantes a la que se produjo en la capital sueca en 1973.
¿Saben a quién se debe el nombre de “prensa amarillista”? A Yellow Kid, protagonista de una famosa historieta cómica que se publicaba a finales del siglo XIX en el periódico sensacionalista estadounidense The New York World.
El personaje y su camiseta amarilla se hicieron famosos, y convirtieron este color en el calificativo que se aplica a la prensa sensacionalista, la que busca más el escándalo que la verdad.
Y ya en el lenguaje cotidiano se usa frecuentemente la expresión de “ser un lince” para referirse a la persona lista y aguda, o la que tiene una muy buena vista.
Pues el lince fue considerado desde tiempos remotos como un animal de extraordinaria agudeza visual, cuya mirada, según la leyenda, era capaz de atravesar las paredes.
Por eso, son ojos linceos los dotados de vista muy aguda.

Luque Maricarmen

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