miércoles, 13 de mayo de 2009

Ponte unos jeans con tu tanga

El hecho de convivir a lo largo del tiempo con algunas realidades nos hace perder el sentido de la curiosidad por su historia, aceptándolas sin preguntarnos el porqué de su presencia. Es el caso de los “pantalones de mezclilla” o “pantalones vaqueros”, llamados en español, según el área hispanohablante donde se usan.
Me encontré con su historia y se la paso a ustedes.
Allá por los años 1800, emigró a los Estados Unidos de Norteamérica el sastre judeo-alemán, Levi Straus. Se estableció en San Francisco, abriendo un negocio de venta de tela de lona para la confección de tiendas de campaña y cubiertas para vagones de tren.
En cierta ocasión, recibió un gran pedido de esta tela, del ejército, pero al entregarlo fue rechazado por su baja calidad.
Straus, tratando de buscarle salida a esa tosca partida de tela, decidió confeccionar con ella pantalones de trabajo para los mineros, cosiendo en ellos muchos bolsillos para que pudieran guardar las herramientas y las muestras del mineral, y reforzando las costuras con remaches metálicos.
Los pantalones tuvieron un éxito sorprendente, y en 1860, para mejorarlos, cambió la lona por una tela igual de resistente, pero menos burda.
Así confeccionados, los pantalones fueron inmediatamente comprados en grandes cantidades por granjeros y vaqueros, y como la tela era originaria de Génova, los confeccionistas franceses le pusieron al pantalón el nombre de “gênes”, como el nombre francés de Génova, y como “jean” o “jeans” son conocidos en otros idiomas.
El fenómeno de los pantalones de mezclilla, vaqueros o “jeans”, cuya existencia empezó por un fracaso profesional y cuyo uso generalizado invadió el mundo, merece un atento estudio, ya que se ha convertido en una prenda imprescindible en la indumentaria de jóvenes y menos jóvenes de varias generaciones.
Y siguiendo con el tono frívolo, les recuerdo que el tanga, ese traje de baño de pequeñísimas proporciones, es palabra de origen tupí, lengua amerindia hablada en el sur de Brasil.
La palabra fue incorporada al vocabulario portugués, y de ahí pasó a internacionalizarse el nombre y el uso de la prenda.

Luque Maricarmen

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