miércoles, 13 de mayo de 2009

Los “dichos” en la historia

Hay un dicho que muchas veces utilizamos, aplicándolo a la persona que triunfa en todo lo que emprende: “es como Midas; lo que toca lo convierte en oro”.
¿Conocen la historia?
Cuenta la leyenda, que allá por el año 700 a.C., el rey frigio Midas se había consagrado a propagar el culto del dios Baco, el cual, como premio, le concedió el poder de transformar en oro todo lo que tocaba.
Enseguida, Midas se dio cuenta de que el don concedido tenía enormes inconvenientes, ya que no podía comer, por transformarse también en oro sus alimentos.
Pidió al dios que le retirara ese don especial, y él accedió, ordenándole que se bañase en el río Pactolo, que desde entonces arrastró oro en sus arenas.
Pero sigue la leyenda narrando que siendo Midas nombrado juez en un concurso musical entre los dioses Apolo y Pan, falló a favor de este último, por lo que Apolo, enojado contra él, hizo que sus orejas creciesen como las de un asno.
Midas, avergonzado, ocultaba sus orejas cubriéndose la cabeza con un gorro frigio, por lo que solo su barbero conocía el secreto. Sin embargo, ocurrió que el barbero, chismosillo como buen barbero, harto de guardar el secreto y no pudiendo divulgarlo por temor a incurrir en la cólera real, cavó un hoyo en la arena y dentro de él susurró: “el rey Midas tiene orejas de asno”. Y cubrió de nuevo el hoyo.
Pero crecieron allí unas cañas que, al ser agitadas por el viento, expandieron el murmullo por el aire; por lo que Midas, avergonzado de que todos conocieran su defecto, se quitó la vida bebiendo sangre de toro.
Triste final para quien consiguió poseer tan especial don.
Cuando alguien está bajo la amenaza de un peligro constante se dice que tiene sobre él “la espada de Damocles”. Porque, según la leyenda, Damocles, cortesano del rey de Siracusa, Dionisio el Viejo, hacia el año 400 a.C., sentía una profunda envidia de la fortuna y posición del soberano. Enterado el rey, le cedió su puesto por un día para que juzgara por sí mismo; pero cuando más feliz estaba, al levantar la vista, vio una espada suspendida por una crin de caballo, colgando sobre su cabeza, lo que le indicó la constante inquietud en que vivía el rey, y su ilusoria felicidad.

Luque Maricarmen

No hay comentarios: