miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Es lógico el lenguaje?

No hace mucho, me encontré con un interesante artículo del académico Emilio Lorenzo acerca de la lógica y el lenguaje, y les paso algunas reflexiones sobre el mismo.
El respeto, mezclado con temor, que siempre ha infundido la gramática a quienes acuden a ella en busca de orientación empuja a buscar apoyo, cuando no es suficientemente explícita, en la lógica o el sentido común, aunque no siempre éstos nos dan la solución.
Porque, por ejemplo, nadie discute la redundancia de la frase “a tu hermana la vi ayer en el museo”. El pronombre “la” lógicamente sobra; pero el uso caprichoso del hablante lo impuso, y hoy sería difícilmente aceptable la misma frase sin el “la”: “a tu hermana vi ayer en el museo”.
Y es que las paradojas del idioma son incontables: el sufijo diminutivo “ino” no es tan frecuente como “ito” o “illo”, y aunque se registran casos como palomino, golondrino, etcétera, es inexplicable que pollino, que siempre fue “hijo o cría de aves o cuadrúpedos”, hoy sea “un asno joven”. Como ejemplo de lógica absurda es el de la identidad entre una botella “medio llena” y otra “medio vacía”, donde pueden entrar valoraciones subjetivas ajenas a la objetividad.
El lenguaje humano sometido siempre a las veleidades del hablante no es un modelo de funcionamiento lógico.
Cuatrocientos millones de personas hablamos el mismo idioma, pero, incluso en una misma familia se descubren diferencias, los llamados idiolectos que son los rasgos propios de la forma de expresarse de un individuo. Porque cada hablante y cada oyente parte de posiciones, ideas, sentimientos e intereses distintos.
Prescindiendo de los cambios de significado que a lo largo de la historia sufren muchos vocablos, la experiencia individual, el entorno geográfico y social y múltiples circunstancias imprimen a las palabras matices y distorsiones que pocas veces tienen que ver con la lógica.
Fíjense si no, ¿por qué se llama “ajusticiar” cuando se da muerte al reo condenado a ella, y no cuando se le declara inocente? Es que la justicia sólo condena? Cuando salva, ¿no es justicia?
Aquí, amigos, una vez más falló la lógica.

Luque Maricarmen

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