domingo, 5 de julio de 2009

Un idioma que da mucho de sí: Gabacho y mayonesa

No es extraño encontrar una misma palabra con distintos significados, según el lugar donde se emplee, dentro de la extensa área hispanohablante. Y es que cuatrocientos cincuenta millones de personas hablando el mismo idioma, dan mucho de sí.
Se oye a veces, en México, el vocablo gabacho para referirse al originario de los Estados Unidos de América. En El Salvador, recibe ese nombre la bata que usan los que trabajan en clínicas o laboratorios.
Sin embargo, el origen de la palabra está en la lengua de oc, hablada en la Provenza, al sur de Francia, donde el término gabach significa “que habla mal”.
Durante siglos, en España se ha venido usando la palabra gabacho para referirse a los habitantes de unos pueblos situados en las faldas de los Pirineos que, según parece, pasaban a España a trabajar en servicios bajos y humildes, por lo que la palabra tomó un matiz despectivo.
Hoy, en el lenguaje coloquial, conserva ese matiz para nombrar lo que es francés, y se llama también gabacho el lenguaje español cargado de galicismos.
Durante mucho tiempo se pensó que esa “salsa espesa que se hace batiendo aceite crudo y huevo” debía llamarse mahonesa, ya que se creía originaria de la ciudad de Mahón, capital de la isla balear, Menorca, donde, en el siglo XVIII, durante el asedio a la ciudad, la conoció el cardenal Richelieu, quien la puso de moda en la corte de Luis XV de Francia.
Pero investigaciones posteriores mostraron que la salsa mayonesa ya era conocida en Francia un siglo antes, cuando un poeta francés publicó un poema titulado Sauce Mayonnaise, dando la receta de la célebre salsa.
A pesar de ello, tanto mahonesa como mayonesa son nombres aceptados por la Real Academia para nombrar la salsa que da lustre a tantos platos, y aunque el uso general prefiere mayonesa, ambas formas son correctas.
A todos mis amigos lectores les envío mi sincero deseo de paz y felicidad en estas fiestas y un próspero año 2009.


Luque Maricarmen

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