lunes, 26 de octubre de 2009

Buen provecho con los términos gastronómicos

En el lenguaje gastronómico aparecen palabras que a veces nos hacen dudar, sobre su verdadera naturaleza o sobre la forma correcta de nombrarlas. Una de ellas es páprika.
Esta especia, que no es otra cosa que pimiento rojo reducido a polvo, se usa como condimento. Tiene nombre húngaro, pues fue de Hungría de donde nos llegó. En español se emplea con dos acentuaciones: la esdrújula, páprika, que es la original y, por tanto, preferida en el uso culto, y la más extendida, paprika, la llana. Ambas son válidas.
Su equivalente en español es pimentón, sin embargo, es lícito el empleo del extranjerismo por ser un condimento originario de Hungría.
Y ya que salió la palabra especia, es conveniente recordar que nada tiene que ver con especie. La especia es cualquier sustancia vegetal aromática usada como condimento, es decir, para sazonar y mejorar el sabor de algo. En la despensa de cualquier cocinera o cocinero que se precie nunca faltarán las especias: orégano, estragón, cayena, albahaca, cilantro, azafrán.
Por cierto, la cayena, especia muy picante extraída del guindillo de Indias, debe su nombre a la lengua tupí, pueblo indio muy numeroso que dominaba las costas de Brasil cuando llegaron los portugueses en los comienzos del siglo XVI. Quiynha era el nombre indígena de la especia, que con la influencia de Cayena, capital de la Guayana francesa, quedó con el nombre actual. También es conocida como guindilla.
Y tengo que señalar que el curri, condimento original de la India compuesto por una mezcla de polvo de diversas especias y procedente de la lengua tamil, hablada por uno de los pueblos que habitan en el sudeste del país, aunque en inglés se escribe curry, la forma propuesta para escribirlo en español es curri, con el plural, curris. Es incorrecta la forma currie.

Luque Maricarmen

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