domingo, 3 de enero de 2010

Estoy triste por la muerte de Francisco Ayala

Hoy les traigo un suceso luctuoso, triste. Triste para los que leemos, escribimos y nos entendemos en español. En estos días se nos fue un prestigioso escritor y un hombre inquebrantable, al que una larga vida, 103 años, jamás venció. Francisco Ayala murió cansado, pero no vencido. Con una lucidez que conservó hasta el último minuto. Ese último minuto que aprovechó para despedirse, completamente sereno, de su esposa, su mujer amada.
La vida de Ayala transcurrió en dos siglos en los que conoció la tragedia de la guerra y el exilio. Fue un hombre íntegro y luchador, profundamente demócrata y liberal.
Como escritor, fue autor de una extensa obra, cultivando sobre todo novela y ensayo.
Su relato de Erika ante el invierno muestra el presentimiento de la Guerra Civil, donde su padre y su hermano son ejecutados en 1936. Terminada la guerra, abandona España, se dirige a París y de allí se embarca hacia La Habana, rumbo a Buenos Aires, donde arriba el 10 de agosto de 1939, donde permanece varios años, con estancias en Estados Unidos, México y Puerto Rico.
Su obra transita desde la siniestra gravedad de La cabeza del cordero y Los usurpadores al humor de Muerte de perro y El fondo del vaso, pasando por el lirismo melancólico de El jardín de las delicias.
Después de varios acercamientos hacia su vuelta a España, regresa definitivamente en el año 1977. Pronuncia conferencias, recibe homenajes y es galardonado con el premio Cervantes, el Príncipe de Asturias y el Nacional de Letras y Literatura.
Sigue escribiendo y es elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua en 1983.
En 2005, a punto de cumplir los cien años, termina la edición definitiva de su libro Recuerdos y olvidos, valiéndose de la tecnología moderna, que no se le resistía a pesar de su avanzada edad. (Es de señalar que tenía su página en Facebook).
Era Francisco Ayala un intelectual que nunca perdió el interés y la curiosidad por el mundo que le rodeaba.

Luque Maricarmen

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