Sobre el estornudo hay mucho escrito. El origen de
la palabra está en el verbo latino sternutāre tomado literalmente del sonido que causa el que estornuda como si
exprimiera las tres primeras consonantes del vocablo latino str. La verdadera
raíz del verbo estornudar como la de todas las palabras que pertenecen al
lenguaje de la naturaleza es la armonía imitativa, esa grande y maravillosa
etimología de la creación. Los antiguos daban al estornudo distintos agüeros:
era señal fatal si se estornudaba hacia la izquierda y augurio favorable si se
hacía hacia la derecha, presagio de felicidad para el que estornudaba al nacer.
Señal de buen agüero si se estornudaba por la tarde, malo si se hacía por la
mañana y peor si se producía al salir de la cama.
En la antigüedad se llamó al estornudo “pequeña
muerte” pues se creía que al estornudar el alma se separaba del cuerpo. Pero,
de dónde vienen las expresiones que se dirigen hacia el que estornuda: en
tiempo de Aristóteles el estornudo era tenido como algo divino razón por la que
al estornudaba se le decía “Vive! que Zeus te salve”. Los romanos decían
“Salve!”, nadie era indiferente a un estornudo y si no había quién saludara al
estornudador el mismo lo hacía.
Cómo
el estornudo era muchas veces aviso de resfriado y parece que en la peste que
sacudió Roma en el siglo VI los infectados morían estornudando se impuso la
costumbre entre los cristianos de responder a un estornudo ajeno con las
expresiones de “Dios te bendiga”, “Jesús” o “Salud” con el fin de espantar la
enfermedad.
Avicena,
un médico árabe del siglo X, explicaba la costumbre del saludo al considerar el
estornudo como señal de un desorden físico, por lo que era bueno desearle salud
y pedir a Alá que lo librara del mal. Los alemanes ante el estornudo también
dicen “salud”, los italianos “felicidad”. En la cultura anglosajona se dice “un
estornudo un deseo, dos estornudos un beso, tres estornudos algo mucho mejor”.
El
escritor y ensayista francés del siglo XVI Montaigne escribe sobre el estornudo
éstas palabras: “¿Me preguntáis de dónde proviene esa costumbre de bendecir a
los que estornudan? Nosotros producimos tres clases de viento: el que sale por
abajo es demasiado puerco, el que exhala nuestra boca lleva algún reproche de
glotonería, el tercero es el estornudo y porque viene de la cabeza y no es
acreedor de censura le dedicamos honroso recibimiento, no os burléis de esta
sutileza de la cuál Aristóteles es el padre.
Curiosa y larga historia la
del estornudo. De las diferentes interpretaciones que se le ha dado a través
del tiempo y las distintas expresiones que lo acompañan.Maricarmen Luque
No hay comentarios:
Publicar un comentario