viernes, 14 de febrero de 2014

Los Refranes

No me canso de comprobar la sabiduría popular que encierran los refranes, sabiduría no aprendida en libro alguno sino extraída de la vida misma. Decía en Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha a su incondicional escudero “paréceme Sancho que no hay refrán que no sea verdadero porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia madre de las ciencias todas”
Y es una lástima que no recurramos a ellos con más frecuencia en nuestro lenguaje diario, porque la verdad es que los hay una para cada una de las situaciones que vivimos. Sensato es el refrán propio de las tierras frías “calor de paño, jamás hizo daño”, supone una alabanza a la prenda de abrigo confecciona en paño tela de lana muy tupida que, aunque no fina, está indicada contra las mordeduras del frío.
Cuentan del poeta español Campoamor que allá por los años de su ancianidad a finales del siglo XIX tomó por costumbre usar, casi constantemente, un grueso paletó. El paletó que no el paleto que es la persona rústica y sacia, pues como les digo el paletó que el poeta no se quitaba de encima era un gabán de paño, grueso, largo y entallado. Y cómo alguien le preguntase porque se arropaba de tal manera, el socarrón asturiano contestó “porque quiero comprobar cuánto dura un poeta bien abrigado”. Y fíjense que no empleo mal método porque sin conocer los antibióticos el poeta llegó a cumplir 85 años de vida.
Otro refrán: “donde las dan, las toman” expresa que al que hace daño u ofende le acaban pagando con la misma moneda. En decir que el ofensor no tardará en ser ofendido. Y viene como anillo al dedo, o sea oportunamente, a la anécdota que les comento: todos sabemos que Bretaña es una región francesa y los naturales de ese lugar se llaman bretones. Pues cuentan que el escritor español apellidado Bretón de los Herreros, secretario que fue de la Real Academia de la Lengua allá por el siglo XIX, tenía un vecino bromista médico de profesión de apellido Mata. Un día el doctor Mata en plan de burla colgó un cartel en la puerta del escritor con la inscripción “en esta habitación no vive ningún bretón” y fíjense como donde las dan las toman al día siguiente en la puerta del galeno colgaba otro cartel que decía: “vive en esta vecindad cierto médico poeta, que al fin de cada receta pone Mata y es verdad”. Es un ejemplo práctico del refrán que les comento.

Bueno antes de irme quiero responder a una pregunta formulada por un radioescucha. ¿Cuándo a consecuencia de un golpe o por otra razón sale en la piel una mancha amoratada negruzca o amarillenta cómo se llama: moratón o moretón? De cualquiera de las dos formas, el moratón, moretón o cardenal, responden a la misma definición.

Maricarmen Luque

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