lunes, 8 de febrero de 2010

Algo no tan frecuente

Hoy les traigo una serie de palabras, a veces no tan frecuentes, que conviene revisar.
En el lenguaje escrito, más que en el oral, aparecen dos adverbios contrarios; son antaño, cuyo significado es “en tiempo pasado” y hogaño, que significa “en esta época, en la actualidad”. Ambos proceden de la palabra latina anno, año, precedido, en el primer caso, de ante (ante anno): antaño, y en el segundo, de hoc (hoc anno): hogaño.
De uso más frecuente, aunque a veces empleada una por otra, son calcomanía y pegatina. La calcomanía es una estampa engomada sobre un papel, que puede trasladarse a otras superficies. La pegatina, sin embargo, es solo un adhesivo que lleva algo impreso. Y pegatinas son los adhesivos que se pegan al automóvil o a otros lugares para múltiples funciones.
La calcomanía, de técnica más complicada que la pegatina, lleva impresas imágenes coloridas preparadas con trementina, que pasan del papel a superficies de madera, porcelana, seda, etcétera.
Poco usado en la lengua hablada, pero más frecuente en la escrita es el adjetivo espurio, procedente de la palabra latina spurius que significa bastardo, más usado en español con el sentido de falso o ilegítimo. A pesar de que muchos defienden la forma “espureo”, es espurio la que ha venido empleándose desde la Edad Media hasta nuestros días, ajustada a su etimología y refrendada por la Academia.
Dos vocablos parecidos en su forma, pero de contrario sentido, son exacerbar y desacerbar. Exacerbar es irritar a alguien o causarle grave enfado o enojo. También algo se exacerba cuando se agrava. Desacerbar, en cambio, es templar, endulzar o quitar lo áspero. Por eso cuando alguien o algo está exacerbado, lo mejor es desacerbarlo.
Todos sabemos que se llama tilde tanto al acento escrito u ortográfico como al rasgo o trazo pequeño que forma parte de algunas letras, como la ñ o la t. Y tildar es el verbo correspondiente. Pero otro sentido del verbo tildar es atribuir a alguien una característica negativa. Esa característica va introducida por la preposición –de. Así: “Tildaba a su jefe de explotador y en realidad no lo era”. Y no es válido tildar a alguien de algo bueno, porque el verbo tildar lleva implícito el sentido denigrativo de lo que se tilda: Lo tildaban de embustero y embaucador.

Luque Maricarmen

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